La propuesta surge como respuesta a las necesidades de los clientes, combinando funcionalidad y confort con un lenguaje arquitectónico sobrio y sereno. Se busca diseñar una vivienda que aproveche al máximo las condiciones climáticas y paisajísticas de Dénia, integrándose en su topografía y permitiendo una relación continua entre interior y exterior. Así, la casa se concibe como un refugio luminoso y tranquilo, donde la arquitectura, el paisaje y la vida cotidiana se entrelazan con naturalidad.
Una arquitectura que no busca destacar, sino pertenecer, ofreciendo un hogar donde la vida transcurre en armonía con la tierra y la luz que la envuelve.
01_Paisaje
La vivienda se emplaza en una ladera de Dénia con amplias vistas al paisaje mediterráneo y al mar. Su orientación y apertura capturan la luminosidad intensa de la zona, permitiendo disfrutar de panorámicas despejadas entre palmeras, pinos y vegetación autóctona. Desde su concepción, el proyecto buscó integrarse con el entorno, implantándose en planta baja sobre una plataforma que se adapta a la topografía natural. El diseño de exteriores, con especies xerófitas, refuerza la sensación de continuidad entre la arquitectura y el terreno que la rodea.
02_Objeto
La casa se concibe como un volumen limpio, horizontal y sereno. El espacio interior se organiza en torno a un esquema abierto donde cocina, comedor y salón se funden en un único ambiente, orientado hacia la terraza y la piscina infinita. La estructura en L abraza el espacio exterior, generando privacidad y recogimiento. La cubierta plana, junto con la pérgola minimalista que tamiza la luz sobre la terraza, otorga ligereza y elegancia al conjunto. Cada elemento se ha diseñado para acompañar la vida cotidiana con naturalidad, evitando gestos superfluos y buscando siempre la armonía con el paisaje circundante.
03_Piel
La envolvente se define por muros blancos y lisos que capturan y difunden la luz mediterránea, creando un efecto luminoso y calmado en el interior. Grandes ventanales correderos de suelo a techo permiten una conexión directa con la terraza, la piscina y el paisaje lejano, diluyendo los límites entre dentro y fuera. La claridad de los paramentos se ve interrumpida únicamente por la carpintería negra minimalista que enmarca las vistas como cuadros naturales. Las sombras proyectadas por la pérgola exterior sobre los ventanales añaden matices cambiantes a lo largo del día, generando un diálogo constante entre arquitectura y naturaleza. En el interior, la sobriedad del pavimento claro y la calidez de los detalles de madera y piedra refuerzan la sensación de serenidad, equilibrio y refugio.