En un enclave costero de fuerte identidad mediterránea, este conjunto residencial compuesto por un bloque de 20 apartamentos y 7 adosados responde a la necesidad de habitar en comunidad sin renunciar a la calidad espacial, el confort climático y la expresividad constructiva. A medio camino entre lo vernáculo y lo contemporáneo, el proyecto se dibuja con curvas suaves, celosías cerámicas y ritmos sutiles que rompen la rigidez habitual de la vivienda colectiva.
Más que un conjunto de viviendas, este proyecto propone un modo de habitar sensible al lugar, donde la repetición se convierte en paisaje y la geometría se humaniza a través de la curva, la sombra y la materia.
01_Paisaje
Situado en una zona residencial de Jávea, el proyecto se beneficia de un clima templado y una tradición constructiva rica en matices. El conjunto dialoga con la arquitectura local sin reproducirla de forma literal: recoge sus valores esenciales —protección solar, patios, sombras, materiales nobles— y los traduce a un lenguaje actual. El diseño urbano busca densificar sin saturar, generando espacios de transición entre lo privado y lo común, entre la calle y la vivienda, mediante franjas ajardinadas y terrazas intermedias que favorecen la vida exterior incluso en las plantas superiores.
02_Objeto
Tanto los apartamentos como los adosados comparten una misma lógica compositiva basada en la repetición rítmica y el juego de llenos y vacíos. El conjunto no se presenta como un bloque monolítico, sino como una secuencia de piezas que, aunque iguales en volumen, se individualizan mediante pequeñas variaciones en el ajardinamiento y el espacio exterior. La curva suaviza los encuentros, rompe la ortogonalidad y aporta una sensualidad inesperada en la vivienda colectiva. Los pliegues de la fachada generan espacios protegidos, umbrales acogedores que diluyen el límite entre dentro y fuera.
03_Piel
La materialidad se reduce a lo esencial: revoco de cal en tonos crudos, celosías cerámicas en arcilla clara, carpinterías cálidas y lamas verticales de madera tratada. Esta paleta neutra se activa con la luz mediterránea, que dibuja sombras profundas y anima la fachada con un ritmo cambiante a lo largo del día. Las texturas, discretas pero expresivas, juegan un papel fundamental: el grano del revestimiento y la geometría de las celosías aportan una dimensión táctil que enriquece la experiencia del conjunto. Cada elemento ha sido pensado para ofrecer sombra, intimidad y belleza desde la sobriedad.