En este proyecto se nos encargó diseñar una vivienda unifamiliar que dialogara con su entorno inmediato desde una posición honesta y contemporánea. Situada en una parcela de límites marcados pero abierta visualmente al horizonte.
Una vivienda que se defiende sin aislarse, que se protege sin dejar de mirar, y que transforma sus límites en paisajes habitables.
El emplazamiento de la vivienda ofrecía una condición contradictoria: al estar insertada en una urbanización, con edificaciones cercanas, pero al mismo tiempo contar con visuales abiertas hacia un paisaje más lejano y tranquilo.
Frente a esta tensión, la estrategia fue construir un mundo interior que protegiera a los habitantes sin desconectarlos del entorno. El punto de partida fue el diseño de un patio de acceso, un vacío central y contenido sobre el que la casa se repliega, generando una atmósfera doméstica de bienvenida, recogimiento y transición. Este espacio intermedio actúa como filtro entre la calle y la vivienda, pero también como una extensión del paisaje natural dentro de los límites de la parcela
La vivienda se formaliza como un volumen compacto que se abre selectivamente hacia las vistas lejanas y se cierra hacia los límites construidos. Esta decisión genera un objeto que se pliega sobre sí mismo, protegiéndose del entorno inmediato a través del gesto arquitectónico. El patio de acceso es clave en esta configuración: más que un espacio de paso, es un núcleo emocional y compositivo que organiza las circulaciones y permite que la vivienda respire hacia dentro, sin exponerse a las miradas ajenas. Constructivamente, el objeto combina una estructura metálica vista —precisa y ligera— con elementos de hormigón que le otorgan masa, estabilidad y carácter. El resultado es una arquitectura sobria, donde cada gesto responde a una necesidad espacial o climática.
La envolvente se concibe como una capa protectora que reacciona al entorno con sensibilidad. Sobre la estructura metálica y los planos de hormigón, se despliega una piel compuesta por lamas de madera móviles, que actúan como control solar, tamiz visual y sistema de ventilación pasiva. Esta piel se vuelve especialmente significativa en las zonas que dan al patio de acceso, donde filtra la luz y aporta intimidad sin perder la conexión visual con el exterior. La madera aporta calidez y textura a una composición dominada por materiales industriales, generando contrastes táctiles y lumínicos que enriquecen la experiencia espacial.